La adicción al alcohol, o alcoholismo, se diagnostica médicamente como una enfermedad que se manifiesta con el uso frecuente del alcohol, a pesar de las repercusiones negativas y riesgos que tiene en la vida de las personas.
Los efectos a corto plazo al beber demasiado difieren dependiendo del peso de la persona, otras condiciones físicas y si consume o no en ayuno. Aunque al principio los efectos son agradables, pasado un tiempo llega la descoordinación, pérdida de memoria y de visión… Por otra parte, estos efectos a corto plazo puede ser aún peores si el alcohol se consume junto a otras sustancias psicoactivas.
El consumo excesivo a largo plazo de alcohol causa la muerte de células cerebrales, lo que puede conducir a trastornos mentales, así como un menor nivel de función mental o física.
El daño hepático causado por el alcohol puede resultar en cirrosis, una condición médica severa que puede requerir un trasplante de hígado. Además, se puede desarrollar pancreatitis, una grave inflamación del páncreas.
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